
Transformación digital: el viaje con mapa, destino y guía para llegar bien
Cuando una empresa inicia su transformación digital, las preguntas no tardan en aparecer: ¿Estamos invirtiendo en algo que tendrá impacto real? ¿Sabemos adónde queremos llegar o estamos improvisando sobre la marcha? ¿Tenemos la seguridad de que los pasos que demos hoy seguirán funcionando mañana?
Entender la transformación digital como un viaje ayuda a responderlas mejor. Porque, como en cualquier viaje, lo importante no es moverse rápido, sino tener claro hacia dónde se va, con qué medios y qué acompañantes harán que el trayecto sea seguro y aprovechable.
En un viaje mal planificado todo puede parecer un problema: retrasos, giros innecesarios, destinos confusos… En cambio, cuando hay una ruta clara, cada paso cuenta y se disfruta con la confianza de que lleva a un lugar mejor.
Punto de partida claro: ¿dónde estamos y con qué contamos?
La transformación no empieza con la tecnología, sino con el análisis. Antes de tomar decisiones, hay que conocer bien el contexto:
¿Cuáles son los procesos que realmente aportan valor hoy, y cuáles ya no funcionan?
¿Qué herramientas están limitando o duplicando esfuerzos?
¿Dónde están los puntos de fricción entre equipos, canales o clientes?
Una fotografía real y sincera del punto de partida permite tomar decisiones más inteligentes y evitar “rutas rápidas” que solo llevan a callejones sin salida.
Destino definido: ¿qué queremos conseguir con esta transformación?
No hay transformación digital útil si no se conecta con un objetivo de negocio. Puede ser:
Agilizar procesos internos o reducir tiempos de gestión
Mejorar la experiencia de usuario o incorporar nuevos canales de acceso
Crear productos o servicios digitales como vía de crecimiento
Saber adónde se quiere llegar permite enfocar los esfuerzos y medir si el recorrido va bien. Como en cualquier viaje, el destino da sentido a la ruta.
El trayecto: planificable, gradual y sin sobresaltos
Una transformación digital sólida no necesita velocidad, necesita planificación. Y eso implica dividir el recorrido por fases:
Tramos claros y asumibles: cada fase tiene entregables medibles y objetivos concretos
Ritmo constante, no acelerones: no se paraliza el negocio, se avanza sobre bases firmes
Ajustes con criterio: la ruta se puede adaptar, pero siempre con foco en el destino
Transformarse digitalmente no tiene por qué ser un proceso caótico. La clave es trazar bien la ruta, medir el avance y corregir sin reiniciar desde cero.
AS-IS, TO-BE Y ROADMAP
Estos son los conceptos reconocidos internacionalmente en cualquier proceso de transformación digital. Los perfiles profesionales de consultoría de negocio y procesos digitales los conocen bien, y queríamos aprovechar este artículo para explicarlos de forma que cualquiera pudiese comprenderlos.
Así lo hacemos en Onabitz
En Onabitz, partimos de un análisis realista (AS-IS), fijamos un destino acorde a los objetivos (TO-BE) y construimos el recorrido por fases claras, seguras y adaptables. Acompañamos en cada tramo y evitamos desviaciones innecesarias con una comunicación constante y decisiones compartidas.
Con este enfoque, nuestros clientes evolucionan sin parar su actividad, ganan eficiencia desde las primeras semanas y construyen una base sólida que los prepara para lo que venga después.
¿Tienes claro cuál es tu siguiente destino digital? Nosotros te ayudamos a trazar la ruta y llegar con seguridad. ¡Hablemos!